“Hemos optado por no escuchar, por separar el arte del conocimiento, por no dejarnos arrastrar por las preguntas; hemos optado por creer que la política puede prescindir de una ética que trasciende el vivir calculante y que nos coloca en las huellas de lo absoluto, de lo infinitamente riesgoso. La fatiga nos tapona nuestros oídos y nos atamos a un vivir, a un decir que detestamos en el hablar pero que, como Ulises, ya tenemos resuelto no abandonar”.
Hector Schmucler
Estimados compañeros, recuerdo años atrás cuando en largas reuniones intercambiábamos pareceres y puntos de vista acerca de cómo sostener una práctica, que en el orden de lo cotidiano desborda el sentido técnico de la educación en nuestra provincia para situarse en el horizonte político de nuestros actos. Unos años mas tarde, ya con distancia de aquellos gratos sucesos que enriquecen la formación docente, me encuentro leyendo una carta que repudia la metodología con la que se decide reclamar algunas de las reivindicaciones que creímos necesarias e importantes. Muchos de esos compañeros, con los cuales compartíamos esas ideas, firman esa solicitada que deslegitima la voluntad de aquellos, que días atrás, decidieron tomar la Institución.
La carta que ustedes firman compañeros, no tiene una posición política asumida. Es necesario detallar esos puntos que ustedes creen que se deben discutir, porque allí reside la escucha por parte del sector que decidió dicha metodología de reclamo. No basta con decir que no se acuerda, es necesario decir a que se acuerda, con qué ideas. Tal vez varios de los firmantes crean que la Institución debe seguir tal cual está, pero tengo entendido que varios de los firmantes comparten las ideas democratizadoras que los compañeros que tomaron el Instituto reivindican.
Lo infinitamente riesgoso es lo mas cercano a repetir insaciablemente lo mismo hasta el punto de creerlo lejano. Y los es al punto de creer que el “divide y reinarás” pertenece a la escucha de las distintas voces. El divide y reinarás es múltiplo de dos, responde a lógicas binarias que seguimos reproduciendo en un clima de época que divide a una nación con una provincia, a un medio de comunicación con un Gobierno Nacional (son ejemplos que tengo mas a mano), y así reproducimos la misma actitud que tapona nuestros oídos al punto de creer que podemos diferenciar dos pelos cortados por la misma tijera. Tal vez el mismo clima de época que reclama múltiples voces lleva impreso la marca de un diálogo de sordos en el que ya nadie se escucha; una marca que hace silencio ante una única voz que habla. Al fin y al cabo se lee en las editoriales y en los intelectuales provinciales, una sola voz. Esa que reclama y aquella que detesta verse reflejada en ella.
No es anecdótico lo que sucedió a Martín y a Mauro, y lo que podrá suceder (ya que aún no sabemos), con los demás alumnos y docentes señalados en esa lista que el Ministerio de Educación Provincial confeccionó junto a las fuerzas policiales, y que puso en práctica ésta mañana. Es lamentable, entre otras cosas, que las fuerzas de seguridad respondan al reclamo ¿A un reclamo no se le responde mediante la escucha y la palabra? Seguimos enseñando con el ejemplo.
Puede que la cantidad de personas que tomaron el instituto no sean representativos del total que conforman al IFDC, no lo sé, no quise participar, sentí mucho dolor por todos mis ex-compañeros y ex-alumnos, y por la situación en general, a tal punto que preferí cierta distancia hasta hoy. Pero es importante recordar que en una Institución Educativa, lo mas representativo son las ideas. No fabricamos termotanques, tampoco lavamos autos o hacemos servicios gastronómicos. Nos dedicamos a la Educación Pública y al hacerlo la llenamos de sentido la cultura, la comunidad, al prójimo.
Una política pública no es solamente una cuestión programática, en la medida que algunos se anunciaron, ahora y mas que nunca deben sostener su palabra. No solo los que reclaman, sino aquellos que también están en contra, en franca contradicción.
Hoy mas que nunca es necesario responder, es decir hacernos responsables. Tanto en el parloteo desenfrenado de los medios de comunicación, como en el silencio anodino de la escucha pasiva, encontraremos nuevamente el triunfal sinsentido de Ulises que tiende a evitar cualquier respuesta a la voz verdadera de las sirenas, taponando nuestros oídos, enseñando a no escuchar.