“Necesitamos una reforma judicial feminista”: la abogada Pereyra Jameson denuncia abandono e impunidad en las causas de abuso sexual

La abogada querellante Fernanda Pereyra Jameson desarma los discursos que buscan desacreditar a las víctimas de abuso sexual y denuncia la falta de respuestas del Estado y del Poder Judicial: “Las falsas denuncias son un invento libertario».
En diálogo con La Bulla, analiza el caso que involucra a un catequista acusado de abuso sexual gravemente ultrajante y corrupción de menores, y advierte sobre un sistema judicial que sigue reproduciendo desigualdades y silencios.
Pereyra Jameson, abogada querellante, acompaña causas de abuso sexual en niñeces y adolescencias. Desde hace años trabaja en barrios populares de San Luis donde escucha y asiste a víctimas de violencia de género, abuso sexual y consumo problemático. Su trabajo, explica, surge ante la ausencia total del Estado: “Nos encontramos con personas absolutamente abandonadas, con causas que mueren, que quedan ahí… absolutamente olvidadas”.
«Mientras abogados defensores de abusadores dilatan las audiencias, los agresores siguen impunes”, detalla. Las estrategias judiciales de demora y los tecnicismos, advierte, terminan desgastando emocionalmente a las víctimas y extendiendo los tiempos de espera para obtener justicia.
En el marco del juicio contra un catequista de la Parroquia La Merced, la abogada pide 20 años de prisión por abuso sexual gravemente ultrajante y corrupción de menores. Una víctima, nueve testimonios y un mismo patrón de encubrimiento dentro de la institución religiosa. La madre del menor fue incluso expulsada de la comisión parroquial por haber denunciado. “Las víctimas denuncian, pero las causas no avanzan”, afirma.
Pereyra Jameson denuncia que la justicia provincial continúa actuando con una lógica clasista y patriarcal. “Sos pobre y no podés nada. Si tu agresor es poderoso, la causa muere”, sostiene, señalando la desigualdad estructural que condiciona los procesos judiciales y el acceso a la verdad.
Para la abogada, el problema excede los tribunales: “El abandono es del Estado. Las políticas públicas reales no existen. La mayoría de los agresores son el único sustento económico del hogar, y muchas veces las víctimas no pueden denunciarlos porque quedarían sin comer”.
“Necesitamos una reforma judicial feminista”, exclama. Y apunta directamente contra la burocracia del sistema judicial, los tecnicismos vacíos y la falta de perspectiva de género en los operadores de justicia. “Ni siquiera los propios abogados entendemos muchos de los procesos administrativos. La justicia no puede seguir funcionando así”, reclama.
Advierte además sobre la narrativa instalada por sectores conservadores y libertarios que buscan relativizar las denuncias de abuso. “Las falsas denuncias son un invento libertario. El porcentaje es mínimo. Lo usan para tapar la cantidad de abusos sexuales intrafamiliares que ocurren todos los días”, enfatiza.
En su recorrido, la abogada subraya la importancia de la organización colectiva, los espacios de acompañamiento y el rol de los medios comunitarios. “Gracias a la gente que se moviliza, a los espacios que difunden, se logran cosas. Las redes y la lucha colectiva son la salida”, afirma.
Desde su experiencia cotidiana en los pasillos judiciales, Pereyra Jameson sostiene que la distancia entre la justicia y las víctimas sigue siendo abismal. “Mientras la justicia discute tecnicismos, hay mujeres que solo quieren poder alimentar a sus hijos. La desigualdad está ahí, frente a nuestros ojos. Y hasta que eso no cambie, la justicia va a seguir siendo un privilegio de pocos”.
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