A un año del triple lesbicidio en Barracas, Justicia es que no vuelva a pasar

El 6 de mayo de 2024, en Barracas, Buenos Aires, Justo Fernando Barrientos tiró una bomba molotov en la habitación contigua del hotel familiar donde vivía. En ella dormían cuatro lesbianas. Tres de ellas, Pamela Fabiana Cobbas, Mercedes Roxana Figueroa y Andrea Amarante, murieron quemadas. Fueron masacradas. Sólo sobrevivió Sofía Castro Riglos, quien ahora lucha por reparación y justicia.
Desde Lesbianes Autoconvocades por la Masacre de Barracas, organización conformada a los días de sucedido el triple lesbicidio, expresan que “queremos vidas dignas y plenas. En este año, los crímenes y ataques lesbodiantes han aumentado significativamente. La violencia hacia la comunidad LGBTIQ+ no para de crecer. No podemos ser indiferentes ante el asesinato de nuestras compañeres, ni ante la precarización sistemática de nuestras vidas. Lo dijimos muchas veces y lo repetimos: ¡Al calabozo y al clóset no volvemos nunca más!”.
Ya lo han manifestado diversas organizaciones transfeministas a lo largo y ancho del país, los discursos de odio matan. Y, en Argentina, a esos discursos los propala el mismísimo presidente de la Nación Javier Milei, quien desde el comienzo de su gestión a cargo del Poder Ejecutivo enarbola discursos y prácticas de odio contra las disidencias sexuales. De esta forma, el presidente odiador demoniza a las personas de la comunidad lgbt+ y las ubica en un lugar de usurpadoras de derechos.
Como detalla la periodista Marta Dillon en sus redes digitales, “en una estrategia con otros grupos económicos y religiosos, alientan y le dan mecha al fascismo social no sólo contra nuestros modos de existencia, sino también contra pueblos originarios, personas en situación de calle, militantes políticos, periodistas y personas empobrecidas. En la causa por el lesbicidio múltiple de Barracas, la justicia no ha reconocido que fue lesbicidio y con ello no reconoce un homolesbotransodio legitimado desde el gobierno. Resistimos la naturalización de la crueldad y su proyecto supremacista sexual”.
Mientras tanto, familiares y organizaciones exigen a la Justicia que investigue con perspectiva de género y que la carátula como homicidio agravado por peligro común y alevosía sea modificada y hable de crimen de odio.