La necesidad de un PARO nacional: audios con Pablo Michelli y Julio Gambina de la CTA A
agosto 6, 2016
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El segundo semestre no da tregua y la mayoría de la población aguanta en una tensa calma los embates de las medidas económicas. Tanto el gobierno nacional como los provinciales y municipales han sido beneficiado por una tregua de clima expectante donde pudieron aplicar una ajuste que impactó en salarios, empleos e impuestos. Los tres componentes más delicados que inciden sobre las clases populares en cualquier país y que son consecuencia de recortes en diferentes programas gubernamental, apertura de importaciones y sobre todo, el incentivo de ciertos sectores como el agro-exportador y minero a través de la eliminación o restricción de las cargas impositivas de estos grandes grupos concentrados de la economía.
La respuesta del campo popular aún no se ha sentido, y el movimiento organizado de los trabajadores y las trabajadoras todavía parece dudar en si es momento de actuar y ganar las calles. Dos episodios de movilización y paro demostraron la potencial capacidad de respuesta, la concentración y paro del 29 de abril a la que asistieron a Plaza de Mayo todas las centrales obreras y movimientos sociales, y la gran marcha por la Educación Pública del 12 de mayo, en el marco de la crisis del sistema educativo. Pero ninguno se convirtió en una escalada de conflictividad que pudiera revertir completamente las políticas del gobierno macrista.
El pasado lunes, el Secretario General de la CTA Autónoma Pablo Michelli, ofreció una conferencia de prensa en San Luis, y este es el testimonio y análisis sobre la situación actual y la posibilidad de un Paro general. Pablo Michelli:
Por su parte, Julio Gambina, Director del Instituto de Formación de la CTA A, en la misma conferencia detalló el panorama económico y las tensiones políticas en torno a las medidas que benefician a los poderes económicos concentrados. Julio Gambina:
Sobre la clase trabajadora recaen el tarifazo pero además, en el marco de la profundización de un modelo de producción extractivista, impacta la caída del empleo en el sector industrial el cual derrama más desempleo en decenas de otros sectores del trabajo relacionados con la industria (construcción, textil, etc). Ya se cuentan más de 200 mil despidos entre el sector privado y estatal, además de las suspensiones y reducción de horas en las fábricas de diferentes parques industriales en todo el país.
Muchos ven en esto la vuelta del neoliberalismo, pero lo necesario es identificar la raíz del problema. Tanto los sectores y poderes concentrados de la economía, como los del poder político nucleados en los partidos tradicionales y las organizaciones sindicales burocratizadas, son quienes nos han gobernado desde siempre y con los mismo intereses: favorecer el desarrollo del capital, monopolizado por solo algunos grupos empresariales con los que el poder político siempre mantuvo lazos de dependencia.
El neoliberalismo es una etapa (internacional) del capitalismo que hasta el momento no se ha terminado ni derrotado. Lo particular de esta etapa y sobre todo del caso Argentino, es que estamos viviendo en los últimos meses una continuidad y profundización de ciertas políticas económicas que benefician a los sectores ya mencionados, pero con el agravante que el macrismo ha eliminado muchas de las políticas sociales y asistenciales que permitían el equilibrio y consenso político para que el campo popular en su conjunto no tomara las calles para repudiar el saqueo y la distribución desigual de la riqueza.
En necesario advertir, que hoy en lugar de las políticas asistenciales que construyeron consenso en gobiernos como el de Nestor y Cristina Krichner, hay un repudio generalizado a la corrupción ya endémica en nuestro sistema político (hoy focalizada en los actos del gobierno de los Kirchener) y un gran aparato comunicacional que aporta a instalar un en la sociedad un relato de cambio, ocultando la arremetida contra el pueblo trabajador. De esta forma, la presidencia de Mauricio Macri cuenta con oxígeno y contención de la conflictividad, por lo menos para algún tiempo.