Dario y Maxi, un hecho político
En la actualidad, un sector de la sociedad considera que ciertos ideales y valores, los vinculados con la revolución, la transformación social, el poder popular, en fin la lucha por un cambio estructural en la sociedad, son sentires que han “caducado” o están “pasados de moda” o, de otro modo, son pareceres vinculados erróneamente, con la militancia partidaria de los jóvenes, en la actualidad, con los movimientos kirchneristas.
El día 26 de junio de 2002 cachetea a quienes se amparan en estos dos caminos de reflexión: por un lado, Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, representan la lucha social en la década de los 90, frente a un neoliberalismo crudo, que saqueó el país en el plano económico, político, social y cultural, haciendo a los ricos más ricos y a los pobres más pobres. Es decir, lejos de caducar y de pasar de moda, la masacre de Avellaneda, representa a tantos jóvenes que antes del 2003, venían organizándose, militando desde lo social, para dar batalla al neoliberalismo más profundo y menos encubierto, que según mi parecer, hemos tenido.
De modo que, lejos de afirmar, como lo sostienen ciertos pareceres, que la militancia de tantos jóvenes en los barrios, en movimientos, agrupaciones, frentes, se gesta en el año 2003, con la venida de Néstor Kirchner a la presidencia, el 26 de junio, el terrible asesinato de Darío y Maxi, derrumba estos pensares: los jóvenes se venían organizando y luchando en plena década del 90.
Militar hoy, indefectiblemente no es lo mismo a militar en un periodo prekirchnerista. Antes, el sistema capitalista, sus valores y premisas, según mi entender, eran más evidentes, se hacían carne en la sociedad y en las diversas instituciones sociales, desde los medios de comunicación hasta las instituciones educativas. Hoy, estas mismas ideas, se inmiscuyen en el discurso de los dirigentes políticos y de sus aliados ideológicos, y de las mismas instituciones, bajo el velo de los derechos humanos, haciéndonos creer que ya no hay más represión policial, que hay justicia, que cualquiera puede reclamar, que ya no hay más desaparecidos, que ya no hay más pobreza.
Las imágenes de Darío y Maxi, rompen con el fraude del discurso oficialista sobre los derechos humanos, y sobre el resurgir de los jóvenes en la política de la mano del kirchnerismo.
Podría imaginar ciertas situaciones, que me den aliento en la actual militancia…y si Darío y Maxi hoy estuvieran de pie, ¿Cómo habría sido su militancia, sus proyectos, sus sueños, frente a un gobierno que se autoproclama progresista, popular, pero enmascara elementos políticos, económicos, sociales y culturales fuertemente capitalistas? ¿Qué batallas darían ellos, frente a un gobierno que antepone los beneficios de las empresas antes que los de las personas?
Lo cierto es que Darío y Maxi hoy no están. Y los responsables políticos de sus asesinatos si están y están libres. Y algunos de ellos al interior de este gobierno farsante.
A 10 años de la masacre de Avellaneda, del asesinato de dos jóvenes militantes con valores revolucionarios, Radio La Bulla quiere recordarlos y sobre todo elevar sus valores, sus ideales, y para aquellos que consideran que la revolución “pasó de moda” o, en su defecto, vinculan estas ideas con los movimientos kirchneristas, sostengo que, estos valores siguen estando en los barrios, en mucha gente que elige lo popular para militar, lejos de banderas partidarias, para cambiar el mundo, para transformar las estructuras desiguales e injustas, que, bajo las políticas de un gobierno que privilegia las empresas mineras, reprime las manifestaciones sociales, manda militares a los barrios, aprueba la Ley Antiterrorista, dudo que pueda llevarse a cabo.
¡Darío y Maxi siguen luchando en los barrios!