Opinión

Semana Mundial de la lactancia humana: Dar la teta también es político

En la semana mundial de la lactancia humana, desde La Bulla compartimos algunas reflexiones que nos permitan desandar estereotipos y aportar miradas críticas. Las mismas buscan concientizar y visibilizar sobre la lactancia humana y poner sobre la mesa todo lo que entendemos, está mal en este mundo de gusanos capitalistas, parafraseando a la gran Lohana Berkins.

Partimos de afirmar lo difícil, y a veces hasta inhumano, que es sostener una lactancia, aún con información, con apoyo de la familia, de las redes de contención y/o de empleadores en caso de que la persona que amamanta tenga trabajo fuera del hogar.

Las personas que amamantan, si cuentan con trabajo formal, tienen licencias. Pero sabemos, estas no son acordes a las necesidades de une lactante, ni de las familias sea como sea que esté compuesta.

Y para quienes no trabajan en relación de dependencia, que generan  ingresos de manera autónoma: ¿Alcanza con una asignación?

¿Y la salud mental perinatal por tener que ser productives o porque no alcanza la plata?

Además… ¿Quiénes sostienen y acompañan a quien amamanta? ¿Les lincenciades en obstetricia con una ley de la prehistoria? ¿Les pericultores que son ninguneados invisibilizades y desacreditades por el sistema de salud? ¿Les doulas que tienen que cobrar porque de eso viven y terminan siendo un servicio con uso de privilegio? Muchas preguntas sin respuestas con sabor a Estado ausente.

Lo que no es difuso es la presión desalmada del sistema que empuja de manera sistemática y bien organizada a otros recursos engañosos que claramente van robando las autonomías. Porque si, la lactancia materna/xaterna como práctica es una expresión de soberanía alimentaria.

Y cuando hablamos de que el sistema nos empuja hacia otros caminos, también nos preguntamos ¿qué sabemos en realidad de la industria de leche maternizada? Industria que en los últimos años va en escandaloso ascenso.

La “doctrina de la mamadera” que se impuso de la mano de una mayoría de médicxs que por muchos muchos años la recomendaron activamente diciendo que era lo mejor. Parece ser que  dar teta y reforzar con mamadera es algo casi heroico desde la mirada médica hegemónica que se va instalando en ese sentido común siempre mas conservador que progre.

Claro que la leche artificial es un gran invento ya que ha permitido salvar vidas a recién nacides donde no hay lactancia humana posible. El problema surge cuando se equipara una leche con otra.

La industria no ha duda en explotar los miedos más íntimos de quienes crían. Pero es importante que alguien los diga: La leche humana y la artificial, NO son lo mismo.

Pasamos a otra arista, seguimos hablando de lactancia humana

Otro de los tema a poner en discusión es el ahora  muy promocionando sacaleches. Presentado como el  salvador y solucionador de la vida de quien da teta.

La lactancia materna/xaterna mediante el uso del sacaleches, presentada como la salvación, si bien se adapta a los tiempos laborales y permite en «apariencia» conciliar la lactancia con la vida  laboral, evita centrar el debate en lo que importa, las necesidades de cambiar la organización del mercado laboral y mejorar las condiciones y ampliar el permiso de maternidad.

Lo que el sacaleches no muestra es nuestra total forma de someternos a políticas de trabajo completamente injustas y que están profundamente naturalizadas. Si, otra vez ese sentido común cada vez mas rancio. Pero es importante decirlo: No basta con dar sacaleches a quienes amamantan, y pretender o  fingir que el problema ya está resuelto.

El sacaleches lo único que permite es la alimentación de ese humanite lactante, se promueve la lactancia al margen de la teta.

Con el sacaleches no se defiende la lactancia humana, sino que se va considerando a quien amamanta como simple objeto de producción de alimento. Otra vez nuestres cuerpes siendo objeto, ya que para muchas y muches su uso ha sido equivalente a una tortura. Carga mental, culpa por no extraer lo suficiente.

Reflexiones últimas con final abierto

¿Cuánto puede mejorar con el panorama bastante desalentador? ¿Qué y cómo aportar para que este panorama sea un poco menos desalentador?

Se necesita hablar en profundidad sobre lactancia.

No se puede sostener una lactancia con un Estado ausente y con políticas públicas que no informan a la sociedad en general.

Por último y no último, ¿quiénes son/mos las personas que dan/damos teta?

Nos permitimos mirar críticamente la reproducción sistemática de la cisheteronorma, el binarismo y el modelo de familia hegemónica como lo único y verdadero. Ese que nos imponen en las campañas nacionales de lactancia. Y apartamos incipientes reflexiones en voz alta para que paren insistentemente de invisibilizar las lactancias disidentes.

Porque amamantar, dar la teta también es político.

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