7M Día de la Visibilidad Lésbica. Ser Lesbiana en tiempos de odio y de crueldad

Desde hace 15 años, cada 7 de marzo en Argentina se conmemora el Día de la Visibilidad Lésbica en memoria de Natalia «Pepa» Gaitán.
La Pepa fue asesinada en el 2010 por Daniel Torres, el padrastro de su pareja. Se trató de un crimen de lesboodio, pero la Justicia de Córdoba no lo consideró así y condenó al asesino a 14 años de prisión por «homicidio simple agravado por el uso de arma de fuego».
A Pepa la mató un varón machista, misógino y lesbododiante que no soportaba ver a una lesbiana, chonga, marimacho y varonil. Torres la fusiló por la espalda con un escopetazo, así como una caza de animales.
Quién era Pepa Gaitán
La Pepa tenía 27 años y vivía en el barrio Parque Liceo Sección 2, al norte de la ciudad de Córdoba. Era profesora de Educación Física en la ONG Lucía Pía. Además, trabajaba en el comedor popular junto a su madre y su hermana. Allí, conoció a Dayana Sánchez, con quien creó un vínculo sentimental.
Pese a que había ayudado al padrastro de Dayana, su novia , a conseguir empleo como albañil en el comedor, cuando se enteró de la relación entre ellas decidió matarla.
El 6 de marzo del 2010, en horas de la tarde, Torres le disparó por la espalda, causándole la muerte el 7 de marzo. Desde entonces, cada 7 de marzo se conmemora en Argentina el Día de la Visibilidad Lésbica.
Ese mismo año, pero 3 meses más tarde del asesinato de la Pepa, se sancionaba la Ley de Matrimonio Igualitario. Ley militada por años por las bases militantes de la comunidad LGBTIQNB+. Avances y retrocesos. Luchas y resistencias.
Lucha y resistencia lésbica
Ser lesbiana en una sociedad heteronormada no es fácil, menos aún en tiempos tan crueles y empapados de odio como los de ahora. Por eso, es difícil no llevar en la memoria miles de historias cargadas de morbo, de chistes, de intentos de corrección hacia las identidades lésbicas.
A 15 años del fusilamiento de la Pepa, a 10 meses de la Masacre de Barracas, más que nunca hay que gritar que las lesbianas tienen memoria e historia. Y que dormir y despertar no debe ser sólo un privilegio heterosexual, de clase y de raza. Vidas dignas, trabajo digno, viviendas dignas. Y poder SER.
Con el estupor intacto por la masacre de Barracas, donde Pamela Cobbas, Roxana Figueroa y Andrea Amarante perdieron la vida al ser quemadas vivas mientras dormían en la habitación de una pensión, y con Sofia Castro Riglos como única sobreviviente, urge reafirmar que ser lesbianas es vivir expuestas al odio, la crueldad y la violencia patriarcal. En lo que va del Gobierno de Javier Milei hubo 5 ataques a lesbianas en diferentes puntos del país, ataques que sin lugar a dudas proliferan por los discursos de odio que detenta el gobierno nacional y que se replican por doquier en redes sociales.
En pleno siglo XXI las lesbianas aún deben seguir defendiéndose como lo hizo Higui en el 2016, cuando en Lomas de Mariló, Bella Vista un grupo de machotes la quiso violar como “modo correctivo”. “¡Claro, que me voy a defender!”, dicen las lesbianas siguiendo el ejemplo de Higui. Ese ejemplo llevó al acompañamiento de casi todo el arco de la comunidad lgbttti+ en argentina y en el 2022 Hihi fue absuelta. El tribunal consideró que se defendió legítimamente parra frenar una agresión y evitar una agresión sexual. Al salir del tribunal Higui dijo: “La absolución fue gracias a toda la fuerza, el cariño, la sabiduría, la protección y el respeto que solamente ustedes tuvieron”.
Y como no recordar a Tehuel de la Torre y gritar bien fuerte ¿Dónde carajos está Tehuel?, el joven trans que desapareció en la tarde del 11 de marzo de 2021 luego de salir de su casa en San Vicente, Buenos Aires, para buscar trabajo y nunca regresó. Porque conseguir trabajo, es otra odisea para la comunidad lgbttti+ que se agudiza en las personas trans, también, en las identidades lésbicas que se manifiestan chongas y no responde a los parámetros de feminidad establecidos.
También cabe recordar a Pierina Nochetti, lesbiana, artista y activista que fue acusada, en Necochea, de pintar una pared con la leyenda “¿Dónde está Tehuel?”y fue sometida a un proceso penal, con consecuencias en su vida laboral, económica, social y política. Finalmente, fue absuelta el año pasado, luego del acompañamiento de organización y de la comunidad lgbtti+
Además, están las lesbianas demoradas, procesadas y perseguidas por besarse en público. Las hay en todo el país. El caso que tomó relevancia nacional fue el de Mariana Gómez quien se besó con su compañera en el subte, en CABA, y la policía la detuvo por supuesta resistencia a la autoridad. Fue detenida y procesada. Finalmente, luego de mucha exposición y lucha, Mariana fue absuelta en un fallo que sienta un precedente en la lucha contra la discriminación por motivos de género y clase social y contra el abuso de autoridad policial.
Por vidas dignas, plenas y en red
Queda claro que ser lesbiana no fue, no es ni será fácil, pero también es imparable la potencia y la organización chonga que se extiende como gran red subterránea por todos los rincones como un modo de subsistencia y resistencia. Rede de cuidados, redes afectivas y de apoyo mutuo que subvierten la crueldad que impone la sociedad cisheteronormada.
Porque las lesbianas, las tortas, las chongas, las marimacho, las tortilleras, las camionas están y siempre estuvieron aunque no lo quieran ver. Como en aquellos años ‘90 donde Ilsee Fuskova, por primera vez en la televisión Argentina se visibilizó como lesbiana. O como en la lucha de Alicia Caf, una de las ideóloga del proyecto “Sueño de Mariposas”, un lesbiátrico, un espacio intergeneracional de cuidado mutuo para adultas mayores y jóvenes lesbianas. Proyecto que aunque no pudo verlo en vida, porque la precariedad y la pandemia causaron la muerte más cruel para Alicia.
Por eso, ante tanto daño y crueldad que los sectores odiantes han infundido a lo largo de la historia es que la comunidad lésbica sigue sosteniéndose férrea a la construcción de comunidad y de redes afectivas que sostengan, contengan y permitan pensar que otro mundo es posible.
Mucho aguante ante el odio y la crueldad, pero también mucha lucha y resistencia. Mucha apuesta a la rebeldía y a la visibilización de la forma que sea, el día que sea, creando infinitas estrategias para ser y estar. Porque al fin y al cabo una/e lesbiana lo es los 365 días del año y esa vida individual es también una apuesta a la desobediencia colectiva.
Como dicen las paredes stencileadas: “Las chongas tenemos derecho a ser y amar. Tenemos memoria y tenemos historia”. Y salirse de la heteronorma al saber que no se encaja y que tampoco se quiere encajar, es el orgullo más grande y potente que impulsa a seguir construyendo la vida que se desea vivir.
Por eso, este 7 de marzo, y siempre, ¡Que viva la Pepa Gaitán!